Dios está mostrando una ola de riquezas sobrenaturales que vienen sobre los hijos verdaderos de Dios, en Latinoamérica.
Está riqueza es atraída por la riqueza interior de los genuinos creyentes.
La Riqueza no es dinero, dice el Señor. Es un atributo de mi majestad, que yo deposito en el espíritu de mis hijos.
Dios mismo es la riqueza, en todas sus formas: sabiduría inteligencia, habilidad para crear, abundancia, misericordia, fe, generosidad, gracia, etc.
Esta riqueza interior es la que atrae las riquezas sobre los que tienen un corazón conforme a Dios.
Estos no tienen el corazón en ellos mismos sino en resolver los problemas de un mundo caído.
Estos son los que caminan en los caminos de Dios y son sensibles a su voz, sabiendo que nada es suyo, sino que son hijos y siervos fieles a Sus propósitos.
La pobreza es un espíritu que se arraiga en el alma a través de la religión, la mezquindad y la miseria interior.
Gente que solo critica, y viven para ellos mismos. Son avaros, rencorosos y amadores de sí mismos.
La miseria interior enceguece, limita, y te hace ver a Dios unido a la pobreza.
Te hace ver la santidad, como algo lleno de carencias, y esto es una mentira del fondo del Infierno.
"Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos." 2 Corintios 8:9
Mientras las riquezas estén en manos de los malvados el mundo irá de mal en peor.
Dios quiere las riquezas en manos de los que pueden transformar la sociedad para Su gloria y diseños.
Si alguno quiere seguir en pobreza, siga en ese camino pero guarde su boca y sus comentarios, porque puede estar juzgando la misma obra gloriosa de Dios.
Y a todos manda Dios aborreced el amor al dinero!
Ana Méndez Ferrell
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